El camino de la Intuición


"Por el lado de la intuición, la conciencia se encontró hasta tal punto
comprimida en su envoltorio que tuvo que reducir la intuición a instinto, es decir, limitarse
a abarcar la pequeñísima porción de vida que le interesaba –y aun así abarcándola
a oscuras, tocándola casi sin verla"

La intuición –la conciencia en su sentido más pleno en realidad– no podía pues
ir muy lejos por el camino del instinto. Tuvo que renunciar a la inmediatez y dar un
rodeo a través de la inteligencia para llegar hasta el hombre, ante el cual se abre
expedito por fin el camino de la intuición, camino que no podrá recorrerse sin
esfuerzo, sin remontar la pendiente de la tendencia natural de la inteligencia humana.
“Que un esfuerzo de este género no es imposible, es lo que demuestra la existencia
en el hombre de una facultad estética al lado de la percepción normal.
Nuestro ojo percibe los rasgos del ser vivo, pero yuxtapuesto unos a otros, y no
organizados entre sí. La intención de la vida, el movimiento simple que corre a través
de las líneas (...) se le escapa. Esta intención es la que el artista pretende captar
situándose en el interior del objeto (...)” (p. 178).
La dilatación que supondría para la conciencia el desarrollo en el hombre de la
intuición haría que esta entrara por fin en contacto con la corriente misma de la vida,
avanzara con ella y fuera, en sentido propio, vida que se sabe tal.

Fuente: 
La evolución de la idea de conciencia en la filosofía de Bergson
Juan PADILLA
LOGOS. Anales del Seminario de Metafísica 2003, 36

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